Aiden está lleno de risas y alegría. Sus sonrisas y señales verbales te hacen saber que te quiere. Le gusta involucrarse con todo el mundo y quiere formar parte de todo lo que hacen los que le rodean.

A Aiden le gusta luchar y jugar al escondite con sus dos hermanos mayores. Le gusta que le saquen a pasear por el barrio cuando hace fresco. Una de sus salidas favoritas es ir a la iglesia: en cuanto entra por la puerta y oye la música, sus pies se mueven de alegría y es todo sonrisas mientras se dirigen a su sitio habitual en primera fila.

Aiden tiene el síndrome del bebé sacudido y no puede andar, gatear ni hablar, pero arrulla “Ma” y “Dah”. Le encanta acurrucarse con su madre. Es un niño muy feliz que entiende lo que ocurre a su alrededor.

Esté donde esté Aiden, su sonrisa ilumina la habitación. Su madre, Derica, dice: “A pesar de todo lo que ha sufrido, Aiden tiene un corazón de oro. Da amor y busca amor. Es lo que le ha llevado tan lejos. Es la fibra sensible de mi corazón”.