Sus padres describen a Qu’mari como el niño más feliz del universo, con una sonrisa que te roba el corazón e ilumina una habitación.

Desde robar corazones hasta robar bases, Qu’mari juega al béisbol en la liga infantil de su localidad y disfruta de cada momento que pasa en el campo. Ya sea en el estadio o en la piscina, al niño de tres años le encanta estar activo. Pasa el tiempo que no está jugando al béisbol disfrutando de otra de sus aficiones favoritas, la natación.

En la banda, es fácil ver a uno de los mayores admiradores y modelo de Qu’mari, su padre. Inspira a Qu’mari a trabajar duro y soñar a lo grande cada día. Los padres de Qu’mari se emocionaron mucho cuando empezó a hablar, porque el médico dijo que esto no sería posible. Ahora, balbucea alegremente con su familia y también va camino de conquistar la marcha, otro hito increíble.

La felicidad de Qu’mari brilla en todos los retos a los que se enfrenta con su parálisis cerebral tetrapléjica espástica, su epilepsia y su microcefalia. Su positividad se refleja en todo lo que consigue. Ya sea jugando con una pelota o aprendiendo a andar, la perseverancia de Qu’mari es tan inspiradora como la sonrisa que nunca abandona su rostro.