Ana Sofía tiene una sonrisa que ilumina una habitación. Es paciente, indulgente y amable. También le encanta el agua, es su actividad favorita. Ya sea una bañera, un chapoteadero, una piscina, el mar o simplemente un charco, todo le encanta.

Ana Sofía tiene una rara mutación genética en el gen CASK. Esta mutación genética causaba microcefalia con hipoplasia cerebelosa y pontina, es decir, una cabeza pequeña con un cerebelo especialmente pequeño. Esto afecta a casi todos los aspectos de su vida, como la alimentación, la comunicación, el movimiento y la socialización.
Este último año, Ana Sofía empezó a caminar y ha podido pasar a comer toda su comida por la boca en lugar de utilizar una sonda de alimentación. Ver su alegría pura ante algunas de las cosas más sencillas de la vida -un buen cuento, un baño caliente, una buena comida- recuerda a su familia que hay que apreciar las pequeñas cosas. Hace que se sientan orgullosos cada día.