El lenguaje del amor de Parker McKenna es la música. Escucha atentamente cuando alguien le canta, e incluso intenta ayudar a cantar ella misma algunas canciones. También se para a bailar cuando está fuera y oye música. Está en su alma.
A Parker le encanta leer libros. Conoce tan bien algunas de sus historias que puede representar lo que ocurre o nombrar lo que ve mientras hojea las páginas. Maneja los libros con la delicadeza y el verdadero afecto de un niño mucho mayor.

Parker asiste a terapias físicas, ocupacionales y del habla cada semana y se esfuerza por aprender nuevas habilidades. También se reúne con su especialista en intervención temprana dos veces al mes. Maneja con elegancia su apretada agenda y todas las experiencias de aprendizaje que se le presentan.

Las agallas y la determinación de Parker inspiran a su familia. “Verla aprender a darse la vuelta, gatear, andar, hablar, completar un puzzle, bailar en círculos, pasar las páginas de un libro… habrían sido hitos fáciles de dar por sentados si Parker no tuviera su cromosoma extra”, dice su madre, Elizabeth.

“Estamos muy orgullosos de Parker y queremos compartir su luz con los demás. Su segundo nombre es Joy. Es perfecto para ella porque refleja su naturaleza juguetona y cariñosa. Su energía y su vivaz personalidad impregnan cualquier habitación en la que esté”.